Tantely es el nombre de la chica de la foto. Tiene 11 años, ¡es todavía una niña!
Hace no mucho tiempo me encontraba caminando por el centro de Antananarivo, capital de Madagascar. Desgraciadamente, durante 24 horas al día se puede uno topar con niños de cualquier edad mendigando por esa zona, ¡como en muchos otros puntos de la ciudad!
Frente a mí apareció un grupito de tres. No me fue difícil reconocer a Tantely, jugadora de nuestra escuela 67 Ha Nord Ouest. Iba acompañada de sus dos hermanos, de 6 y 4 años. Me contaron que eso es a lo que se dedican los fines de semana, a mendigar, para poder conseguir algo con lo que ayudar a su familia y comer.
Les llevé a una pastelería cercana, donde no se atrevían a entrar. Cuando conseguí que lo hicieran, no sabían qué pedir. Era la primera vez en su vida que entraban en un lugar así. La bolsa que les llené de comida la cerraron sin probar bocado y la llevaron, tal cual, a su chabola, donde la compartieron con el resto de la familia.
Tantely significa miel en malgache. No parece, sin embargo, que la vida de esta pobre niña y su familia tenga ese mismo sabor.
La historia, sin embargo, tiene una parte bonita. Cuando ella me vio, no le cabía la alegría en el cuerpo. ¡Para ella yo significo baloncesto, algo que le hace feliz!
Tenemos muchos niños en nuestras escuelas con condiciones de vida muy duras, tanto o más que Tantely.
¡No desaproveches la oportunidad de ayudarles o apadrinarles!
Samara llevaba dos años participando en nuestra escuela de baloncesto del colegio de primaria EPP Barday, en Majunga, al noroeste de Madagascar.
Nuestro coordinador de la zona comprobó a la vuelta de las vacaciones, con sorpresa, que el chico, de 11 años, había abandonado nuestra actividad y, no solo eso, la escuela también. Se trata de un chico siempre motivado por el deporte, que nunca faltaba a los entrenamientos o partidos. En cuanto le fue posible, acudió a su casa, a preguntarle a su madre, del padre no se tienen noticias desde hace muchos años, los motivos por los que ha abandonado la escuela.
Tristemente, la eterna historia se repetía, la familia no tiene dinero y el chico se veía obligado a buscarse la vida para conseguir unas monedas que ayuden a alimentar a sus hermanos cada día. Por suerte, a la madre no fue difícil convencerla. Gracias a una beca de nuestra ONG el niño ha vuelto a estudiar y a practicar ese deporte que tanto le gusta, el baloncesto.
En la foto podemos ver el momento en que la familia es informada por nuestro coordinador de nuestra ayuda.
Clémentine ha vivido situaciones muy difíciles en su casa. Sus padres están separados y su madre no tiene trabajo. Desde la separación de sus padres, es el hermano de su madre quien ayuda a la familia en sus necesidades económicas. Pero actualmente, esta persona se encuentra en prisión, lo que implica mucha más dificultad en la vida de la familia. Clémentine es la última de cuatro hermanos.
En el colegio, tiene un 14/20 de nota media, siendo la 9ª de 48 alumnos. En 2017, Clémentine comenzó con el baloncesto y puede olvidarse de su complicada situación familiar.
¡No desaproveches la oportunidad de ayudarles o apadrinarles!
Rapandréa no ha tenido la oportunidad de encontrarse con su padre biológico más que una vez, ya que éste se fue de casa para volverse a casar y desapareció. Tiene un hermano mayor y dos hermanas pequeñas. Desde la desaparición de su padre, la madre de familia buscó a un tercero para cubrir la pérdida. Conoció a un vigilante, y la familia se mudó donde vivía este hombre. Después de unos pocos años, este vigilante fue condenado por matar a una persona, involucrando a la madre de Rapandrea en el caso, por lo que actualmente su madre también está en prisión. Los hermanos fueron acogidos por un miembro de la familia, pero con grandes dificultades.
A pesar de todo, su hermano mayor y Rapandréa continúan todavía en el programa de baloncesto desde el año 2017 para poder seguir adelante.
Heritiana es una niña huérfana. Su padre abandonó a su madre desde el principio, y después ésta murió. Después de esta tragedia, intenta vivir con cualquier persona que conozca ya que ningún miembro de su familia la puede acoger. Desde este nuevo año escolar una prima de su madre parece querer hacerse cargo de ella.
Ahora, Heritiana tiene 13 años y está en clase de 9º, pero no tiene buenos resultados académicos. Desde el 2017, comenzó a asistir al programa de baloncesto.
Morly es un niño de la calle. Su familia no tiene domicilio fijo, duerme en el porche de una farmacia. Su padre es tirador de rickshaw, mientras que su madre es vendedora de pistachos. Son cinco hermanos, de los que Morly es el cuarto. Desde el año 2016, Morly y sus hermanos acuden al programa de baloncesto esperando un futuro mejor.
Con tu apoyo podemos conseguir que niños como Morly y sus hermanos salgan de la calle y tengan esperanza.
Diole es un chico salido de una familia inestable desde el punto de vista económico y de relaciones. Sus padres siempre tenían problemas, y su padre se fue hace tres años de casa. En casa, vive con dos hijas del padre pero de otra madre, un chico acogido por la familia (un primo hermano), siendo Diole y su hermana los más pequeños en esta familia tan dispersa. La madre hace todo tipo de trabajos informales como lavandera o vendedora para hacerse cargo de las necesidades de la familia. A pesar de sufrir esta situación tan vulnerable, Diole tiene buenos resultados escolares y es asiduo al programa de baloncesto.
Vavy Tsara vive en Majunga Be porque no hay colegio en la zona de la casa de sus padres. En la casa donde vive, su tío es el único adulto, el resto son niños que acuden a la escuela primaria. Sus padres viven en el campo (vendedora y albañil). Tiene mucha voluntad de practicar baloncesto y mucha capacidad de manejárselas sola en sus estudios, a la vez, lo que nos hace querer ayudarla. Tiene además dos hermanos pequeños de los que tiene que ocuparse, aparte de las tareas domésticas, pero ella va siempre al baloncesto y saca buenas notas. Además, su tío no vuelve a casa hasta la noche ya que tiene que ir a cursos de formación.
Jean Miranto ha tenido muchos problemas familiares. Su padre murió y su madre le abandonó y se volvió a casar. Así que está siendo acogido por sus abuelos. Su abuelo fue mecánico pero ya no trabaja, y su abuela es ama de casa. Este chico tiene un problema emocional, su actitud es como reprimida, mira siempre hacia abajo y habla poco. No obtuvo la nota media para pasar de curso la última vez. Por eso para él es muy importante el baloncesto, ya que da el máximo cuando juega, lo que le puede ayudar a mejorar su situación emocional.
Stéphanie Finaritra ha salido de una familia muy necesitada, su padre es estibador de barcos mientras su madre se queda en casa. Durante la visita al domicilio, vimos en las condiciones que vivían, en una casa de madera de 6 m2 donde no cabíamos todos. Tiene una hermana pequeña y una hermana mayor, por lo que las dos intentan realizar pequeños trabajos para apoyar a sus padres. Como su hermana mayor tiene 16 años debe trabajar para ayudar a su familia. Ante esta situación, Stéphanie ha valorado asistir al programa de baloncesto en vez de ir a trabajar para obtener dinero. Y, sobre todo, ella quiere continuar estudiando.